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#34. EL OTOÑO SABE A CALABAZA


#34. EL OTOÑO SABE A CALABAZA
Imaginate esto: estás caminando por un mercado en otoño. Las hojas crujen bajo tus pies, el aire huele a canela y manzana asada, y de repente ves una pequeña parada que ofrece "Pumpkin Ale artesanal".

Pensar en cerveza con calabaza puede sonar raro al principio, como si alguien hubiera confundido Halloween con Oktoberfest.
Pero detente un segundo... ¿y si te dijera que esta combinación no solo tiene sentido, sino historia, sabor y una dosis de magia otoñal?
Hoy vamos a sumergirnos en el universo (a veces subestimado) de las cervezas de calabaza. Porque no todo lo que lleva especias tiene que ser un latte.
COMENZAMOS!!

🍺
EL SABER ES PODER
Una historia que empieza antes de que la cerveza fuera cerveza
Las cervezas de calabaza no son una invención hipster ni una estrategia de marketing de cafetería en octubre.
Su origen se remonta a la América colonial, cuando los colonos europeos no siempre tenían acceso a suficientes granos para hacer cerveza.

Entonces miraron alrededor y vieron montones de calabazas: fáciles de cultivar, dulces, ricas en almidón y perfectas para fermentar.
Aquellas primeras "pumpkin beers" no sabían a pastel especiado, sino a supervivencia.

Se usaba la pulpa de la calabaza como sustituto parcial del grano, y el resultado era una bebida rúbrica del ingenio y la adaptación.
El retorno con sabor a otoño (y a canela)
Durante siglos, las cervezas de calabaza quedaron en el olvido, hasta que en los años 80, una cervecería de Oregón decidió revivir la idea... pero con un giro: no solo usar la calabaza, sino también añadir las especias de los postres otoñales que todos amamos (canela, nuez moscada, clavo, jengibre).

Nacía así la Pumpkin Ale moderna: una cerveza que no pretende esconder sus influencias culinarias.
Es como un postre bebible, sí, pero también un homenaje al paisaje dorado de octubre.
Algunas usan calabaza asada real, otras puré o extractos, y cada maestro cervecero juega con su propia receta.

El estilo explotó en popularidad en EE. UU. cada otoño, como si cada botella fuera una postal del fin del verano. Y poco a poco, ha ido cruzando fronteras.
¿A qué sabe una buena Pumpkin Ale?
Una buena Pumpkin Ale no es un jarabe disfrazado de cerveza.
En boca, debe sentirse equilibrada: la calabaza aporta cuerpo, dulzor y una textura suave, mientras que las especias (si están bien usadas) acompañan sin invadir.
Puede tener notas que recuerdan a galleta especiada, pan recién horneado o incluso tarta de calabaza, pero siempre con el amargor justo para seguir siendo cerveza.

Ideal para acompañar platos de otoño: sopas cremosas, quesos curados, carnes al horno o postres como bizcochos especiados.
No es para beber de litro ni para cualquier momento del año.
Pero cuando el aire se enfría y el cielo se pone naranja, una Pumpkin Ale bien hecha puede ser tan reconfortante como una manta sobre las piernas.
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FRESCO COMO EL LÚPULO
📌 ¿Zumo de naranja con alcohol? La sorpresa matinal que no sabías
El zumo de naranja, símbolo indiscutible del desayuno, vuelve al centro del debate: esta vez, por contener pequeñas cantidades de alcohol.
Según el médico David Callejo, la fermentación natural de los azúcares con levaduras —similares a las que se usan en la cerveza— puede generar hasta un 0,09% de alcohol en zumos almacenados, aunque sigue siendo una cantidad segura.
Más allá de esto, expertos en nutrición siguen desaconsejando su consumo habitual por los picos de glucosa que provoca y la pérdida de fibra respecto a la fruta entera.
Rico en vitamina C, sí, pero no tan inocente como parece.
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LA FRIKADA
¿Qué tiene de especial la calabaza?
La calabaza no se usa en la cerveza solo por sabor o nostalgia otoñal: su secreto está en el almidón.
Cuando los colonos americanos empezaron a hacer cerveza con calabaza, lo que realmente buscaban era un sustituto del grano.
¿Por qué? Porque la pulpa de calabaza está cargada de almidón, que durante el macerado se convierte en azúcares fermentables —el alimento favorito de las levaduras.

¿La sorpresa? Una textura más sedosa y un dulzor natural sin necesidad de toneladas de malta.
Así que cada vez que tomas una Pumpkin Ale, no solo estás bebiendo otoño: estás saboreando el arte de transformar verdura en fiesta.
💭
Las cervezas de calabaza son dulces, especiadas y con alma otoñal.
Tienen ese punto entre lo acogedor y lo inesperado, como si cada sorbo te recordara que el frío también puede saberse bonito.
Y si tú también quieres entender por qué cada estilo de cerveza cuenta una historia —de su origen, sus ingredientes y su carácter—, entonces ha llegado el momento de dar el siguiente paso:
Un abrazo,
Cervecero Miguel
Hasta aquí tu cervecita semanal!
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