#22. LA MODA DE “SIN FILTRAR”

#22. LA MODA DE “SIN FILTRAR”

Durante siglos, la cerveza fue una bebida turbia. En las tabernas medievales, en las casas de campo y hasta en los monasterios, lo normal era servir un trago con sedimentos, levadura flotando y un aspecto opaco que nadie cuestionaba.

La claridad no era una virtud, porque simplemente no era posible. No existían los filtros modernos ni la tecnología para estabilizar el líquido.

Fue solo con la llegada de la revolución industrial y los avances en microbiología que se empezó a buscar una cerveza más limpia, brillante y estandarizada.

El filtrado nació como una solución técnica y comercial. Pero hoy, curiosamente, lo "no filtrado" vuelve a brillar. Y no como defecto, sino como virtud.

COMENZAMOS!!

 🤔 

EL SABER ES PODER

La cerveza siempre ha sido turbia

Durante siglos, todas las cervezas eran sin filtrar. ¿Por qué? Porque no había forma práctica ni tecnológica de eliminarlas.

Se servía lo que había: una bebida viva, con levaduras flotando, proteínas suspendidas y una apariencia algo opaca que nadie cuestionaba.

El cambio llegó con la industrialización: se buscó estandarizar el producto, alargar su vida útil y darle ese aspecto brillante que hoy asociamos con "limpieza" o "calidad".

El filtrado se convirtió en sinónimo de modernidad. Pero, como suele pasar, lo antiguo volvió con fuerza… y esta vez, como una declaración de principios.

Hoy, una cerveza sin filtrar es un guiño al pasado, un "esto es más natural", un "te doy todo lo que la cerveza tiene, sin esconder nada".

¿Qué significa “sin filtrar”?

Filtrar una cerveza es pasarla por un sistema que elimina sólidos: levaduras residuales, proteínas, y otras partículas en suspensión.

Esto se hace para que el líquido quede cristalino y más estable, y eso cambia varias cosas:

  • Aspecto: suele ser turbia o nebulosa, lo que ya da una pista visual.

  • Textura: tiene más cuerpo, a veces una sensación más sedosa en boca.

  • Sabor: conserva más compuestos aromáticos y de sabor que se perderían en el filtrado.

Es como beber un zumo de naranja natural con pulpa: no será tan limpio, pero tiene más carácter.

La moda actual

La tendencia de presumir cervezas sin filtrar se ha vuelto especialmente visible entre las cervezas industriales. ¿Por qué? Porque tradicionalmente, las grandes marcas han apostado por lagers ultrafiltradas, claras como el agua y con un perfil neutro.

Frente a eso, lanzar una "sin filtrar" parece una jugada audaz, casi revolucionaria... aunque en realidad, la mayoría de estilos tradicionales ya se sirven así desde siempre.

Y dentro de esta ola, hay una protagonista moderna que ha abrazado la turbidez con entusiasmo: la New England IPA (o NEIPA).

Esta cerveza intensamente aromática, cargada de lúpulos frutales y cuerpo jugoso, luce una turbidez tan marcada que parece zumo tropical. Es su firma visual y parte de su encanto.

Además, lo turbio vende. Parece más “auténtico”, más sabroso, más “hecho a mano”. Y eso conecta con un consumidor que ya no busca solo beber, sino entender qué hay detrás de cada trago.

📰

FRESCO COMO EL LÚPULO

📌 Goxoa: la primera cerveza isotónica

La francesa Goxoa llega a España con una propuesta que rompe moldes: cervezas sin alcohol diseñadas desde cero, con sabor real y propiedades funcionales. 

Su Blonde Ale isotónica, coronada como la mejor sin alcohol del mundo en los World Beer Awards 2024, rehidrata, aporta electrolitos y tiene la mitad de calorías que una clásica.

Producida en Bélgica, ya se vende online y aterrizará físicamente en Valencia este año. Su IPA rica en vitamina D y su refrescante Blanche Citron 0,0% completan un catálogo que apunta a un nuevo perfil de bebedor: saludable, exigente y cervecero.

LA FRIKADA

¿Sabías que en Alemania hay un estilo de cerveza que, por ley, debe servirse sin filtrar?

Se llama Kellerbier, y su nombre significa literalmente "cerveza de bodega".

Estas cervezas se almacenaban en cuevas o sótanos frescos, directamente desde el fermentador, sin filtrar ni pasteurizar.

El resultado es una cerveza turbia, fresca, viva y con un sabor que cambia ligeramente de barril en barril.

Todavía hoy en Franconia puedes pedir una Kellerbier que viene casi directa del tanque, sin adornos ni retoques.

Es como beber la cerveza en su estado más honesto. Y eso, en tiempos de sobreprocesamiento, es una rareza que se saborea con gusto.

💭

El otro día me preguntaron si no me canso de hablar siempre de cerveza.
Y me hizo gracia, porque nunca lo había pensado así.

La verdad es que no hablo de cerveza.
O al menos, no solo.

Hablo de los momentos que construye, de lo que representa, de cómo una bebida tan cotidiana puede convertirse en una brújula para disfrutar más, entender mejor o simplemente parar un segundo en medio del caos.

La cerveza es mi excusa.
Mi herramienta para enseñarte a mirar de otra manera.
Para que aprendas a saborear la vida, aunque sea a sorbos.

Y mientras eso siga teniendo sentido, seguiré hablando de cerveza con la misma pasión del primer día.
Porque en el fondo, no estoy hablando de birras… estoy hablando de nosotros.

Un abrazo,
Sommelier Miguel

Hasta aquí tu cervecita semanal!

Cuéntame qué te ha parecido
👇

🍺🍺🍺🍺🍺 Espectacular! 

🍺🍺🍺 Bien 

!Te veo en el siguiente email!

🚨 ¿Dudas o sugerencias? 🚨

Recuerda que puedes responder a este email

Cualquier feedback me ayuda un montón

 😃 

Reply

or to participate.