#20. CERVEZA EN LA EDAD MEDIA

#20. CERVEZA EN LA EDAD MEDIA

Imagínate una aldea medieval: casas de madera, calles de tierra, olor a humo y pan recién hecho.

En la mesa de los campesinos, en el banquete de los nobles y en el claustro de los monjes, hay un elemento común: la cerveza.

No era un lujo ni un capricho, era alimento, era medicina... y a veces, también milagro.

Antes de que existiera el concepto de "cerveza artesanal", ya había manos que la elaboraban con pasión, aunque sin entender del todo lo que hacían. 

Hoy vamos a viajar en el tiempo y a descubrir por qué la Edad Media fue una de las etapas más fascinantes para la historia cervecera.

COMENZAMOS!!

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EL SABER ES PODER

Cuando la cerveza era más segura que el agua

En una época donde el agua de los pozos podía estar contaminada y las enfermedades se propagaban rápido, la cerveza era una bebida segura.

El proceso de cocción y fermentación mataba bacterias, y su contenido alcohólico, aunque bajo, la convertía en una opción confiable para hidratarse.

Los niños bebían "cerveza pequeña", con menos alcohol, y los adultos la consumían a diario como parte de la dieta.

Era fuente de energía, de calorías y de consuelo en inviernos largos. Beber cerveza no era vicio: era supervivencia.

¿Y cómo era esa cerveza?

Olvídate de una Pilsner cristalina o de una IPA lupulada.

La cerveza medieval era turbia, espesa y cambiante, su aspecto se parecía más a un caldo que a la bebida dorada que conocemos hoy.

No se filtraba, por lo que flotaban restos de cereal, levadura y hasta especias. El color variaba del ámbar opaco al marrón lechoso, dependiendo de los ingredientes y la técnica.

¿Espuma? Apenas. La carbonatación era mínima o inexistente porque no se embotellaba ni se presurizaba.

El sabor también sorprendía: podía ser dulce, agrio, amargo o incluso herbal. Muchas recetas incluían miel, bayas, cortezas, flores o incluso resinas.

Se servía en vasijas de barro, cuencos de madera o copas metálicas, según el estatus social. Los campesinos la bebían en jarros toscos y los nobles, en copas decoradas.

Una cerveza medieval no se bebía de un trago: se masticaba, se olía, se compartía.

Monjes cerveceros y recetas sagradas

Si en algún lugar se tomaba en serio la cerveza, era en los monasterios. Los monjes, además de rezar, cultivaban lúpulo, elaboraban recetas y perfeccionaban métodos.

La cerveza era parte del sustento espiritual y económico de muchos conventos.

Algunos incluso desarrollaron sistemas de clasificaciones por calidad: una para los peregrinos, otra para los monjes y otra para la venta.

Allí se empezó a estandarizar el uso del lúpulo, que ayudaba a conservar mejor la cerveza. Se podría decir que los monjes fueron los primeros en dar a la cerveza un alma estable.

Aun así, la Edad Media fue un tiempo donde la cerveza era de todos y para todos.

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FRESCO COMO EL LÚPULO

📌 8.800 botellas abandonadas y sin dueño

Un camión con una rueda reventada y 370 cajas de cerveza desordenadas apareció abandonado en la AP2, en Lleida.

Los Mossos d'Esquadra, al seguir la pista, hallaron otros vehículos sospechosos y a tres personas, dos con antecedentes por robos del tipo 'telonero'.

No hay denuncia por el robo, pero la policía sospecha que las cervezas fueron sustraídas ilegalmente y las mantiene custodiadas a la espera de que aparezca su legítimo propietario. Si no, acabarán destruidas.

LA FRIKADA

¿Sabías que una de las primeras leyes cerveceras de la historia data de 1516 y fue inspirada por prácticas medievales?

Es la Ley de Pureza alemana (Reinheitsgebot), que decretaba que la cerveza solo podía hacerse con agua, cebada y lúpulo.

¿Por qué esa regla tan estricta? Por un lado, para garantizar la calidad y salubridad de la bebida, ya que muchas cervezas llevaban ingredientes sospechosos o incluso peligrosos.

Por otro, para proteger otros granos como el trigo o el centeno, reservándolos para la producción de pan.

La Reinheitsgebot marcó el fin de una época de experimentación casi alquímica y el inicio de una era más controlada y predecible en la elaboración cervecera.

Aunque en su momento fue una norma local, con el tiempo se convirtió en un emblema del orden y la pureza cervecera alemana.

Hoy hemos hablado de la cerveza medieval, pero hay una transformación mucho más reciente que puede cambiar por completo tu forma de beber:

Tu brújula cervecera ya está lista.

Un método claro, directo y pensado para quienes quieren empezar desde cero y no quieren perderse más.

5 fases que te llevan de la confusión al criterio:

  • Derribar los mitos que están limitando tus creencias

  • Descubrir cuáles son tus preferencias personales

  • Aprender a leer etiquetas

  • Entender cómo se organiza el mundo cervecero

  • Y entrenar tu paladar

Porque cuando entiendes lo que bebes, todo sabe diferente.

Y muy pronto, tú también vas a poder elegir con sentido, con seguridad y con mucho placer.

Un abrazo,
Sommelier Miguel

P.D. Si no sabes por dónde empezar, este sistema es literalmente tu mejor opción.

Hasta aquí tu cervecita semanal!

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