#11. EL VINO SE ESCUPE, LA CERVEZA SE TRAGA

#11. EL VINO SE ESCUPE, LA CERVEZA SE TRAGA

Vamos con una idea sencilla pero poderosa:
la cerveza es la única bebida del mundo cuyo equilibrio principal está entre el dulzor y el amargor.

Ni el vino, ni la sidra, ni los cócteles funcionan así. En casi todas las bebidas fermentadas el eje dominante es dulce vs ácido.

Pero la cerveza es otra historia. Aquí el equilibrio es entre la dulzura de la malta y el amargor del lúpulo.

Por eso tiene ese carácter tan particular, ese juego que reconforta y a la vez despierta.
Hoy vamos a ver cómo percibimos los sabores, por qué la cerveza es única en su juego dulce-amargo y por qué es necesario tragar.

COMENZAMOS!!

 🤔 

EL SABER ES PODER

Cómo sentimos el sabor
(y por qué el amargor nos cuesta)

El ser humano percibe cinco sabores básicos: dulce, salado, ácido, amargo y umami y cada uno tiene una función biológica.

Lo dulce nos indica energía; lo salado, minerales; el umami, proteínas. Pero el ácido y el amargo son otra historia: ambos se asocian con peligro en la naturaleza.

Lo ácido puede señalar fermentación o podredumbre, lo amargo, muchas veces, veneno.

Por eso cuando somos niños instintivamente rechazamos lo amargo. Es una señal de alerta. ¿Y qué ocurre con esto? Que ni el primer café de tu vida ni la primera cerveza te gustaron.

Pero con el tiempo podemos educar el paladar. El café se vuelve adictivo, el vino tinto fascinante y el amargor del lúpulo irresistible.

Dulce-amargo: el juego único de la cerveza

La malta aporta dulzor, el lúpulo amargor y juntos crean un equilibrio que no se da en ninguna otra bebida del mundo.

Mientras que el vino o la sidra contrarrestan el dulzor con acidez, la cerveza lo hace con un amargor que no solo equilibra, sino que refresca y limpia.

Este juego es lo que hace que una cerveza sea redonda, que empiece suave, cálida y dulce y acabe seca, herbal o resinosa.

Es una coreografía de sabores que ninguna otra bebida maneja igual. Por eso, cuando se domina este equilibrio, la cerveza se vuelve profundamente compleja y placentera.

La cerveza no se escupe

Hay una razón por la que te dicen que no “degustes” cerveza como el vino: el equilibrio aparece al tragar.

Cuando está en boca, la malta domina: dulce, tostado, cremoso, pero al tragar entra en escena el amargor. Ese retrogusto fresco, herbal, seco… solo aparece al final del trago.

Esto no es casualidad: detectamos el amargor en la parte trasera de la lengua, justo al tragar, mientras que el ácido lo percibimos en los laterales.

Por eso, para notar bien el equilibrio dulce-amargo hay que tragar, no basta con probar y escupir como se hace con el vino.

Ahí es donde está la clave y donde la cerveza termina de contar su historia, por eso el verdadero equilibrio está en todo el paso por boca, no solo en el primer sorbo.

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FRESCO COMO EL LÚPULO

📌 Sin luz pero con cerveza

Durante el reciente apagón masivo en España, muchos bares y restaurantes se convirtieron en puntos de encuentro donde los vecinos se unieron para compartir alimentos y bebidas, enfrentando el caos con una sensación de comunidad.

Esta respuesta colectiva reflejó la solidaridad y el espíritu de camaradería que caracteriza a muchas zonas del país, especialmente en momentos de incertidumbre.

A pesar de las dificultades, los españoles demostraron una notable capacidad para hacer frente a la adversidad con optimismo y unión.

📌La Cervecera Artesanal Cotton House se Declara en Quiebra

La cervecera artesanal Cotton House, ubicada en Cary, Carolina del Norte, se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos para reestructurar su negocio.

Fundada como una empresa familiar, la compañía explicó que una alianza comercial fallida fue la causa de sus problemas financieros en los últimos dos años. 

A pesar de la quiebra, Cotton House aseguró que no cerrará y continuará su compromiso con la comunidad.

Este caso refleja una desaceleración en la industria cervecera artesanal, que enfrenta caídas en las ventas y una creciente demanda de alternativas más ligeras y saludables, como cervezas sin alcohol y bebidas a base de cannabis.

LA FRIKADA

¿Sabías que podríamos tener un sexto sabor... y que es graso?

Durante años se pensó que solo percibíamos cinco sabores: dulce, salado, ácido, amargo y umami.

Pero estudios recientes apuntan a que también somos capaces de detectar lo graso como un sabor independiente.

Este posible sexto sabor se conoce como “oleogusto” y está relacionado con la presencia de ácidos grasos libres, como los que encontramos en aceites o alimentos muy untuosos.

No sabe como el aceite en sí, sino que produce una sensación específica en boca: suave, envolvente, cremosa.

Hasta aquí tu cervecita semanal!

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